La unión con Dios desde un don afro otorgado
- María Paula González
- 4 dic 2017
- 2 Min. de lectura
Una nueva perspectiva de comunión con Dios a través de la tradición afrodescendiente.

Hoy en día, asistir a la iglesia, ha pasado de ser una acción para construir una comunión entre Dios y el ser humano en razón de darle agradecimientos por sus actos, por su omnipresencia, para alabarle a nuestro ser supremo por su divinidad y para repararle los daños provocados por nuestros pecados, a ser una costumbre más acogida por nuestra sociedad para suplicarle por medio de nuestras oraciones los deseos más profundos de nuestra alma.
Sin embargo, alabar a Dios debería considerarse más que una obligación, debe ser un acto que nazca desde el fondo de nuestro corazón entendiendo que él, aunque jamás ha sido visto por el hombre por su entidad abstracta, es un espíritu superior a nosotros a quien debemos adorar por los dones que nos ha otorgado como expresión de su bondad.
Es por ello que el encuentro con Dios en la Iglesia católica mediante la pastoral afro, busca retomar lo esencial de tal devoción desde los dones dados por Dios a nuestra comunidad, despertando así la conciencia de la historia, la riqueza cultural y espiritual afrodescendientes para fortalecer nuestras raíces.
En suma, a nuestra comunidad nos hace sentir la cercanía con Dios al expresar sinceramente nuestro agradecimiento ante él desde los saberes tradicionales de nuestra cultura, además de ayudarle a construir a nuestros hermanos su identidad cultural afro sin dejar a un lado la conexión con la evangelización de la Iglesia católica.
Aportar a la construcción de la Iglesia con nuestro rostro afrodescendiente está estrechamente ligado con la presentación de nuestra cultura y con la forma de hacer y sentir la comunión con Dios desde nuestros dones afrodescendientes, tales como el canto, la destreza en la música con instrumentos como los tambores, las guasas, las maracas y las marimbas, la danza y formación humana de nuestra herencia africana.
Adicionalmente, esta creatividad de integrar la acción evangelizadora con la cultura afrodescendiente permite traer a flote la riqueza de nuestras raíces al servicio del Evangelio, puesto que mediante los dones de Dios, nuestra comunidad puede expresar en voz alta y desde el fondo de su alma sus vivencias y sentimientos más profundos.
Del mismo modo, por medio de la búsqueda con Dios, se promueve el respeto a los derechos de nuestra comunidad, la justicia e igualdad en la sociedad como hermanos e hijos de nuestro ser superior hechos a su imagen y semejanza, pero cada uno lleno de dones especialmente dados desde su bondad para cumplir las misiones encargadas por él en este mundo terrenal siendo la pastoral afro el instrumento y agente de cambio para cumplirlas, como lo son la construcción de los valores, el aprender del otro, redimir y llamar a la humanidad para su participación en la proclamación de la palabra de Dios, y sobre todo, siempre con fe dejar en alto la intensión de Dios con nuestra especial creación.
Comentários